Con el envejecimiento, aparece la elastosis cutánea, atrofia de la piel y flacidez. Disminuye la calidad y la cantidad del colágeno que proporciona soporte a los tejidos, las fibras se vuelven más gruesas y rígidas y aparece pérdida de tonicidad.
Además del rostro, tenemos algunas zonas del cuerpo, muy susceptibles de mostrar esta pérdida y deterioro del colágeno, como son la cara interna de los brazos, cara interna de los muslos, zona abdominal alrededor del ombligo o piel por encima de la rodilla entre otras.
Los tratamientos con inductores de la formación de colágeno se usan precisamente para tratar esta laxitud cutánea.
Presentamos el ácido poli-L-láctico como uno de los más potentes activadores de la colagenogénesis. Se trata de un polímero sintético biocompatible y biodegradable de la familia de los alfa-hidroxiácidos, ya usado en otros campos de la medicina desde hace más de 30 años.
Induce la proliferación de fibroblastos para producir más colágeno a la vez que estimula su producción, y esto le proporciona la capacidad de aumentar el volumen de la zona tratada, corregir imperfecciones o mejorar la elasticidad de la piel sin que aparezca un aumento de volumen por su gran versatilidad de uso.
El ácido poli-L-láctico está indicado para tratar la flacidez de la piel tanto facial como corporal con una duración aprobada por FDA de 25 meses. Explicaremos los mejores protocolos para el uso del producto, tanto cuando se busca un aumento de volumen, típico tratamiento de aumento de glúteos, tan demandado estos días. Como cuando lo que queremos es mejorar la laxitud de la piel, sin que se modifique el volumen de la zona tratada; así como los resultados que se pueden obtener.
También vamos a comentar en qué casos está o no indicado el tratamiento, que precauciones debemos tener y cómo manejar las expectativas del paciente.
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