Las clínicas de medicina estética, como centros sanitarios que son, han instaurado desde el primer momento todos los mecanismos de prevención de transmisión del COVID tal como fueron asesorados por AMMES, en coordinación con la SEME (Sociedad Española de Medicina Estética).
Para seguridad de todos los trabajadores y pacientes. Esto ha supuesto un incremento en los gastos en tiempo y dinero. En un principio hubo escasez de EPIS, la dificultad para conseguirlos y el encarecimiento sustancial del precio, que en algunos casos llegó a cuadriplicarse, desde lo más básico en una consulta médica, los guantes desechables, indispensables, han seguido encareciendo su coste. A esto hay que añadir la adecuación de las clínicas, con alfombras, mamparas, expendedores de desinfectantes, desinfectantes ambientales… y en el funcionamiento diario también se han visto afectadas con el distanciamiento entre citas para evitar aglomeración y confluencia en las salas de espera. Esto ha supuesto un esfuerzo económico importante que no se ha visto reflejado en un aumento de sus tarifas, sino más bien en muchos casos, al contrario.
Podemos decir que el gran esfuerzo en la adecuación de las clínicas para el bien de todos, ha sido muy superior al que se ha podido encontrar en otros centros asistenciales sanitarios, gracias al alto nivel de compromiso de nuestros asociados.
Teresa Cifuentes