La fotoprotección tiene ‘eficacia probada’ para cáncer cutáneo

El envejecimiento es uno de los fenómenos que más tiempo y espacio ocupa en la tarea profesional del dermatólogo. La piel es el órgano que está sometido a una doble influencia: la que ejerce el resto de órganos sobre ella y la que recibe el ambiente, básicamente la luz solar y cuyo daño puede originar, a largo plazo, cáncer cutáneo y al que algunos autores consideran una manifestación clínica del envejecimiento cutáneo.

Precisamente, esta parcela puede abordarse preventivamente de manera exitosa. «La diferencia de causalidad es la base de los tratamientos, ya que es la parte ambiental la que se puede mejorar. Interesa la prevención de las alteraciones estéticas, pero mucho más prevenir el cáncer cutáneo, tanto el melanoma como el no melanoma: el carcinoma epidermoide (con la queratosis actínica como su precursor directo) y el basocelular», indica a DM Aurora Guerra Tapia, jefa de Sección de Dermatología del Hospital 12 de Octubre, de Madrid, y coordinadora de un Foro Debate sobre Cáncer de Piel y Envejecimiento Cutáneo que se ha celebrado en Madrid.

Reducir alteraciones

La cada vez más numerosa población envejecida obliga a analizar qué medidas son las más adecuadas para optimizar la asistencia sanitaria de estos pacientes. En primer lugar se sitúa la eliminación del hábito tabáquico, generador de radicales libres ambientales que influyen en la piel, seguido de la protección frente a la luz solar adoptando medidas generales de higiene: buscar la sombra, uso de sombreros en personas sin pelo en la cabeza y ropa adecuada, con el apoyo de cremas fotoprotectoras tópicas con factor de protección superior a 30.

Según la también profesora titular de Dermatología en la Universidad Complutense de Madrid, son numerosos los estudios que evidencian que la fotoprotección global reduce las posibilidades de padecer cáncer cutáneo. «Las queratosis actínicas, precursoras del carcinoma epidermoide, llegan incluso a desaparecer, hecho muy importante, y las recidivas no se producen con tanta facilidad, lo que ratifica la importancia de su efecto, sobre todo en lo que se refiere al sol crónico y continuado».

El carcinoma basocelular se produce sobre todo por el efecto de la denominada luz solar de temporada en determinados momentos. Parece que «la fotoprotección, precisamente por la forma en la que se adquiere la lesión, tiene menos eficacia en este subgrupo, ya que una vez que ha aparecido no revierte. No obstante, los trabajos sí coinciden en que su uso reduce el número de casos«.

Para Elena González Guerra, del Servicio de Dermatología del Hospital Clínico de Madrid, que ha participado en el citado foro, puesto que el envejecimiento cronológico no se puede modificar, «es muy importante la protección solar, para evitar al menos el fotoenvejecimiento y los tumores asociados a él: queratosis actínica y carcinoma epidermoide y basocelular».

Papel en melanoma

La polémica en torno a fotoprotección y melanoma ha estado presente durante algunos años, ya que algunos estudios sugerían que incrementaba el número de melanomas. Estudios posteriores sugirieron que la razón estribaba en que la creencia de que la aplicación de un fotoprotector solar garantizaba la total protección, conducía a abusos. Sin embargo, trabajos más recientes han señalado que «la fotoprotección no induce melanoma y que disminuye el número de nevus en adolescentes, una forma indirecta de prevenir ciertos melanomas«. Además, una nueva investigación, publicada en Case Reports in Dermatology, demostraba que la fotoprotección también reducía el número de melanomas.

Evitar riesgos innecesarios

El debate también ha alcanzado a la vitamina D y a la conveniencia de tomar el sol durante al menos 20 minutos diarios para absorberla. No obstante, en el foro que se ha celebrado en Madrid, los dermatólogos han considerado que entraña más riesgos tomar el sol que tener la vitamina D baja, más aún cuando existe la posibilidad de suplementarla.

«A los dermatólogos nos parece razonable y suficiente tomar el sol tres días en semana, entre 5 y 10 minutos, en función del fototipo, en una pequeña zona del organismo«, sostiene Guerra, quien también se refiere a estudios que se están realizando con hormonas como la melatonina -mejora el sistema inmunológico, activa el metabolismo y reparación cutánea, ciclo del pelo y controla la pigmentación- y el DHEA -protege los vasos sanguíneos, aumenta la secreción de sebo y estimula células inmunológicas de la piel-, aunque están en fases muy previas.

 

La fotoprotección tiene ‘eficacia probada’ para cáncer cutáneo
Diario Médico 26/07/2017